
Actualmente, el mundo enfrenta diversas crisis, entre ellas la sanitaria causada por el covid, la alimentaria que afecta a millones de personas en el mundo, la económica causada por la inflación derivada de la pandemia a la que se suma la guerra entre Rusia y Ucrania que ha ocasionado el incremento de productos alimenticios básicos, recursos energéticos y materias primas para las industrias, y la climática que ha causado incendios y escasez de lluvias en algunas regiones y así como exceso de lluvia e inundaciones en otras regiones.
Puesto que Rusia es el principal exportador de fertilizantes y gas natural, y el segundo exportador en el mundo de petróleo crudo, la crisis causada por la guerra en Ucrania disminuyó la oferta mundial de gas, aumentó los precios y generó problemas de abastecimiento. Sobre esta situación, Alejandro Wagner, director ejecutivo de Alacero comenta “No se sabe si los países van a poder contar con el gas que necesitan, tanto para los hogares como para las industrias.”
Desafortunadamente, en un escenario en donde una crisis se suma a las otras, las perspectivas de invertir en nuevas alternativas energéticas quedan relegadas, dejando, cómo única alternativa, continuar utilizando combustibles fósiles que seguirán haciendo más aguda la crisis climática.
El incremento en el costo de los energéticos fósiles como el petróleo y el gas natural provenientes de Rusia y Ucrania, obligan a muchos países a importar insumos de otras regiones, lo que impacta en los costos de producción local y disminuye la competitividad de las industrias en el mercado internacional; además, afecta la calidad de vida de las personas que requieren estos energéticos en su vida diaria.

Debido a que el conflicto bélico Rusia-Ucrania no tiene para cuándo terminar, algunos países están explorando iniciativas para diversificar sus fuentes de energía para no depender de la importación de petróleo y gas de estos países. El objetivo final es reducir en dos terceras partes la importación de estos energéticos para finales de 2022, para lo que será necesario:
- Valorar las alternativas para la producción energética interna de cada país para no depender de las importaciones.
- Fomentar e invertir en la producción de energías limpias -eólica, solar, hídrica, biocombustibles- para abastecer la demanda interna de forma sustentable.
- Implementar reformas estructurales y mejorar los marcos regulatorios para reducir los impuestos y costos para producir energía limpia, y mejorar los costos de la energía y combustibles para las industrias y el transporte.
- Fomentar la cooperación entre los países de América Latina y otras regiones, para aumentar el comercio intrarregional y el apoyo energético.
La industria siderúrgica tiene una característica muy especial ya que, a diferencia de otras industrias, consume y genera energía en su proceso productivo. En las últimas décadas, esta industria ha realizado importantes mejoras en sus procesos productivos para alcanzar una mayor eficiencia y reducir el consumo de energía, lo que redunda en beneficios para la competitividad económica y para el medio ambiente.
Uno de los productos que más pueden contribuir a la descabonización de la industria siderúrgica es el acero, ya que tiene la característica de poder ser reciclado de manera infinita. Worldsteel, afirma que, de los 1.8 millones de toneladas que se producen al año, se estima que 630 millones se utilizan como materia prima, o sea que es acero que se recicla, lo que evita la emisión de 950 millones de toneladas de CO2. De esta forma, el reciclado del acero contribuye a la descarbonización de la industria siderúrgica.
Wagner afirma que vivimos tiempos de cambio sin precedentes, que redefinen la agenda del sector siderúrgico y que, en América Latina tenemos dos grandes temas que atender de manera urgente: el cambio climático y la geopolítica para los cuales ve dos posibles soluciones: la innovación y las nuevas tecnologías, que son una oportunidad para acelerar procesos como la eficiencia energética y la descarbonización, que son fundamentales para que podamos atravesar el delicado escenario que estamos viviendo.
Fabricación de acero con tecnología de hidrógeno
Dada la crisis climática, en donde el sector siderúrgico está entre los tres mayores emisores de dióxido de carbono en el mundo, una de las alternativas para la industria siderúrgica es la fabricación de acero con tecnología de hidrógeno. Si bien la industria ha logrado bastante en la búsqueda de oportunidades, tanto productivas como financieras, que permitan descarbonizar o reducir la huella de carbono, la producción de acero con tecnología de hidrógeno será un desafío en las próximas décadas.
Neutralidad de carbono
En 2015, 190 Estados miembros de la ONU firmaron el Acuerdo de París, dentro de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP21), en consonancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, el primer acuerdo mundial en la historia de la organización, en el que los países firmantes se comprometen a reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO₂) a la atmósfera en 40% con el objetivo fundamental de limitar el aumento de la temperatura media del planeta esté por debajo de 2 grados centígrados en el año 2030.
La Unión Europea (UE) ha asumido el liderazgo en la acción por el clima a nivel mundial y, con el fin de limitar el aumento de la temperatura del planeta a 1,5 °C, ha definido una estrategia a largo plazo para alcanzar en el año 2050 cero emisiones netas de gases de efecto invernadero por medio de una transición energética «socialmente justa realizada de manera rentable».
En la Cumbre de Acción Climática 2019, más de 60 países, entre ellos la UE y el Reino Unido, se comprometieron a lograr la plena neutralidad en carbono para 2050, lo que significa que las emisiones se reducirán por completo o se compensarán en su totalidad por las industrias de producción, destacando a los fabricantes de acero europeos que fueron los primeros en aplicar métodos innovadores de descarbonización en el proceso de producción de acero.
A pesar de la crisis ambiental, Estados Unidos de América, China e India, que son los países que producen más emisiones de gases de efecto invernadero, no habían ratificado el acuerdo de París y los planes para lograr la neutralidad de carbono, mientras que algunos países europeos han asegurado que eliminarán por completo las emisiones de CO2 antes de 2050.
La descarbonización es el problema más urgente al que se enfrenta la industria siderúrgica, ya que, de cada tonelada de acero producido, se emite una media de 1,85 toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera, por lo que los fabricantes de acero son responsables de alrededor del 8% de las emisiones totales de dióxido de carbono a la atmósfera.
Debido a la crisis climática y a los acuerdos suscritos por los países, como el Acuerdo de París, los fabricantes de acero se enfrentan a la presión de los ecologistas, a los defensores del cambio climático y a los principales productores de automóviles, que son los que más productos de acero consumen. Empresas como Volkswagen y Toyota han comunicado su intención de eliminar, por completo, las emisiones de dióxido de carbono de su ciclo de producción, incluidas las materias primas, por lo que en el corto plazo demandarán únicamente acero neutro en carbono.
Además de los fondos de inversión que cada vez están más interesados en los proyectos de sostenibilidad que desarrollan las empresas responsables con el medio ambiente, las políticas reguladoras de los países orientadas a endurecer las normas de emisión de carbono y aumentar el costo de las cuotas de emisión, en el marco del Protocolo de Kioto, ejercen una gran presión sobre la industria siderúrgica para lograr la neutralidad de carbono en sus procesos.
La primera planta de hidrógeno verde
A mediados de 2021, se inauguró en Suecia la primera planta siderúrgica del mundo que funciona con hidrógeno verde y libre de CO₂. El proyecto llamado Hydrogen Breakthrough Ironmaking Technology (HYBRIT), fue creado y puesto en marcha por tres empresas suecas: el fabricante de acero SSAB, la empresa energética Vattenfall y la minera LKAB.
Los creadores de HYBRIT pretenden conseguir un ciclo de producción neutro en carbono, desde las materias primas hasta los productos de acero acabados. El hidrógeno verde se utilizará para reducir el contenido de oxígeno de las materias primas del mineral de hierro, sustituyendo el carbón y el coque tradicionales. Como resultado, durante el proceso de producción se emite agua (H₂O), en lugar del dañino Dióxido de Carbono (CO₂) que contribuye a agravar los efectos del cambio climático.
Entre los retos que han tenido que enfrentar en el proyecto HYBRIT están cómo utilizar eficazmente el 100% de hidrógeno a escala industrial y cómo producirlo con mayor eficiencia energética para que sea rentable. En los próximos cuatro años, la planta funcionará como prueba piloto; comenzarán utilizando gas natural y luego pasarán al hidrógeno para comparar los resultados.
El proyecto HYBRIT pretende reducir las emisiones de dióxido de carbono en Suecia en un 10% para contribuir a la descarbonización en la industria siderúrgica europea para lo cual, la industria recibió para este proyecto piloto un apoyo financiero de 52 millones de dólares de parte de la Agencia Sueca de la Energía, lo que muestra el compromiso de este gobierno por cumplir con los acuerdos suscritos a nivel mundial.
Este es un claro ejemplo de que, con decisión política, inversiones en tecnologías verdes, los países, las industrias y los ciudadanos del mundo podemos contribuir significativamente a la descarbonización y la reducción de emisiones que afectan al cambio climático para lograr el objetivo de la ONU de llegar a cero emisiones en 2050. Sólo así, la humanidad y todos los seres vivos del planeta podremos tener un futuro.